Reflexiones de un judío en el Camino de Santiago sobre el filósofo humanista neerlandés Baruj Spinoza (Ámsterdam, 24 de noviembre de 1632 – La Haya, 21 de febrero de 1677) y el mérito de la acción frente a la fe.
En esta entrada quiero compartir con todos ustedes un capítulo del libro «Un judío en el Camino de Santiago» del autor e historiador judío israelí David Jacobson.
David Jacobson es también el coautor, junto con Chayuta Deutch, de la maravillosa novela histórica (aún inédita en español pero muy recomendada para quien lee inglés) «The Rabbi’s Wife, The Bishop’s Wife» (Esposa del rabino, esposa del obispo) que relata la historia verídica de un importante rabino de la judería española del siglo XIV que decidió convertirse al cristianismo y, tras largos años de estudio, ascendió a la categoría de obispo en la misma ciudad en la que había sido anteriormente rabino.
«Un judío en el Camino de Santiago» es el cuaderno de viaje del autor que describe sus experiencias de cuando recorrió a pie los 799 kilómetros del Camino Francés por el norte de España, desde St. Jean Pied de Port, en Francia, hasta Santiago de Compostela en España.
Jacobson optó por presentar una perspectiva del Camino un poco diferente de la convencional, enfocándose en la rica historia, cultura y vida de los judíos españoles hasta su conversión forzosa al cristianismo o expulsión del país a finales del siglo XV.
En el capítulo que he escogido para compartir, el autor pasa por la villa medieval de Espinosa del Camino, lo que le trae a la memoria la figura del filósofo judío neerlandés Baruj (o Benedicto) Spinoza, con quien comparte el mismo trasfondo histórico.
He aquí el capítulo. ¡Que lo disfruten!
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Espinosa del Camino es una aldea medieval por la que pasa el trayecto.
Una casa antigua en Espinosa del Camino
Varios lugares de Iberia llevan el nombre de Espinosa, pero como judío me sobrevienen algunas reflexiones sobre el humanista del siglo XVII Baruj (Benedicto) —«Baruj» en hebreo significa «bendito»— Spinoza, cuyo libro «Ética» es considerado uno de los ensayos fundacionales del humanismo y la filosofía modernos.
Al igual que mis antepasados, la familia de Spinoza se fue de España con la expulsión de los judíos de 1492 y se trasladó a Portugal, donde, en 1497, fue forzada a convertirse al cristianismo.
En 1580, habiendo estado sometidos a la Inquisición, la familia Spinoza logró escapar y consiguió llegar a Ámsterdam, donde retomaron una vida plenamente judía. Baruj Spinoza fue excomulgado por los líderes de la comunidad judía por expresar ideas heréticas, como la de dudar de la entrega de la Torá por Dios desde el cielo.
Baruj siguió siendo un hombre bueno, caritativo y piadoso durante toda su vida. Lamentablemente, los líderes de la comunidad olvidaron que el judaísmo (a diferencia del cristianismo) se centra en las acciones, no en la fe. Nuestra Torá no hace hincapié en lo que creemos, sino en hacer el bien y alejarnos de actos malvados.
Así lo expresa nuestro profeta Miqueas: «…qué exige Dios de vosotros, sino que hagáis justicia, améis la caridad y caminéis humildemente ante Dios» (Miqueas 6, 8).
En ese sentido, Baruj Spinoza vivió la vida de un hombre bueno y piadoso. En la conversación mental que mantuve con él aquel día (en medio de una tormenta de nieve) le pedí perdón por el modo en que lo tratamos.
A continuación, expongo algunas citas selectas de Baruj Spinoza:
Todas las cosas excelentes son tan difíciles como raras.
La paz no es la mera ausencia de guerra. Es una virtud que nace de un estado de ánimo, de un espíritu caritativo y de la disposición a la justicia.
Comprender es ser libre. Por lo tanto, la mayor acción a la que puede aspirar un humano es aprender para comprender.
En lugar de reírme de las acciones humanas, lamentarlas u odiarlas, me esfuerzo por comprenderlas.
Lo que contradice a la naturaleza es contrario a la razón, y lo que contradice a la razón es absurdo.
Algunas cavilaciones judías más acerca de los méritos de la acción frente a la fe:
el Talmud nos dice que cuando una persona muere y va al cielo para enfrentarse al juicio, se le harán tres preguntas:
¿Ha llevado sus negocios con honestidad?
¿Ha reservado tiempo para estudiar la Torá?
¿Se ha dedicado a la procreación?
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Si han disfrutado de este capítulo puede que les interese leer el libro «Un judío en el Camino de Santiago» (Amazon, 90 páginas) que ofrece descripciones y fotos del recorrido, así como interesantes anécdotas sobre la historia de los judíos en Iberia, que se remonta a los tiempos romanos, cuando fueron traídos a la península como esclavos tras la caída de Judea (actualmente Israel) y la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 de la era cristiana.
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