Un libro de fantasía que es un llamamiento al cambio 

¡SOCORRO! ¿Qué rumbo está tomando el mundo? ¿Clonar macacos? Eso parece…

En oscuros laboratorios cuyo interior nadie nos muestra, se llevan a cabo duros experimentos con diversos animales, desde ratones y conejos hasta perros y monos, por mencionar solo algunos.

Aunque a nadie le gusta mostrar ni ver imágenes de esos laboratorios, como tampoco de los establecimientos de las industrias lácteas, cárnicas y hueveras, sabemos e intuimos que la realidad diaria de innumerables animales indefensos es un continuo suplicio y, lamentablemente, muy pocos se preocupan por ellos o hacen oír su voz.

Una persona que decidió no callar más y hacer oír la voz de los indefensos es Aliza Nave, la autora israelí del cuento de fantasía «Fugitivos a la luz de la luna» que he traducido del hebreo al español y se encuentra actualmente a la venta en Amazon, tanto en E-book como impreso en tapa blanda.

Tras una visita a una granja de rehabilitación de animales rescatados de los laboratorios, Aliza decidió aportar su propio granito de arena para hacer oír la voz de los indefensos.

fugitivos

«Fugitivos a la luz de la luna» de Aliza Nave es la historia de unos monos que se fugan de un laboratorio de experimentos con animales. Las percepciones y el dolor de los animales encarcelados se reflejan en los diálogos que mantienen entre ellos desde sus jaulas y en el camino que hacen en busca de la libertad. ¿Alcanzarán el sueño de volver a ser libres?

El libro plantea un dilema al que muchos no dedicamos suficiente tiempo: la necesidad de la investigación médica con ayuda de experimentos con animales frente a la compasión que deberíamos mostrar hacia esas indefensas criaturas.

Os adelanto un poco de la trama:

Ben es un chico de trece años que ama a sus mascotas y odia la idea de que su madre trabaja en un laboratorio de experimentos con animales.

En una de las clases, cuando el profesor escribió en la pizarra: «El hombre es superior a la bestia», Ben se movió incómodo en la silla. Él conocía a sus animales y sabía que ellos sienten tanto como nosotros, los humanos.

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Ese mismo día decidió ir a visitar a su madre después de la escuela, para ver con sus propios ojos qué ocurría en ese lúgubre lugar.

Sin destripar o hacer spoiler, os revelo que los «Fugitivos a la luz de la luna» son monos del laboratorio que deciden escapar. Sobre cómo se desarrolla la trama y finaliza la historia es mejor que os enteréis a través de la lectura del libro que, en mi opinión, vale la pena leer. 

Con este conmovedor relato de fantasía, Aliza Nave pretende hacernos recordar que el mundo de los inocentes, los animales, está a merced del crudo dominio de la raza humana, y que el precio que pagan esas criaturas, no siempre ni solamente en pro de la ciencia o la supervivencia, es espeluznante, desgarrador e impactante.

¿Hay algo que podamos hacer para cambiar esta realidad?

Fugitivos a la luz de la luna es un llamamiento al cambio.

Os invito a leer esta bella historia y compartirla:

 

 

Un libro de fantasía que estoy traduciendo actualmente del hebreo y estará disponible para los lectores hispanohablantes dentro de pocos meses.

Si bien la historia se dirige a niños mayores y adolescentes, pienso que es interesante e importante para todas las edades, ya que aborda el candente tema de los experimentos con animales.

Siempre, desde que tengo uso de razón, mi alma estuvo estrechamente unida e identificada con los animales.

Desde mi más tierna niñez sentía una inconsolable piedad por el sufrimiento que padecían esas criaturas indefensas, en la mayoría de los casos a causa de los humanos.

Ver los cuerpos descuartizados de animales colgados de ganchos en los mercados, gallinas vivas atadas de las patas con la cabeza abajo cuyos gritos desesperados no parecían afectar ni interesar a nadie, y gatos, ranas y moscas que chicos «traviesos» torturaban por curiosidad o aburrimiento me causaba un sufrimiento profundo del que me costaba mucho sobreponerme.

A los diez años, cuando comprendí que una parte de la comida que me servía mi mamá en el plato estaba compuesta de trozos que poco antes habían formado parte de animales vivos, decidí volverme vegetariana, y así fue.

Dejé de comer todo tipo de carnes y nunca más usé nada que estuviera hecho de cuero o pieles de animales.

Al llegar a la adolescencia me enteré también de que muchos productos cosméticos y de belleza eran probados dermatológicamente mediante crueles experimentos en los que ratas, conejos, monos y otros animalitos indefensos padecían sufrimientos impensables.

Desde entonces y hasta el día de hoy me cuido mucho de usar exclusivamente productos libres de crueldad animal.

Pienso que los animales son criaturas inteligentes, generosas, sensibles e indefensas que deberían vivir libremente en la naturaleza, y no sufrir encerrados y sometidos a duros experimentos solo para que las personas puedan verse más jóvenes o bellas.

Bastante más tarde comprendí igualmente que lo que me habían enseñado en la escuela, acerca de que «la vaca nos da la leche y la gallina nos da los huevos» era pura mentira. Que en la realidad, la leche y los huevos no nos eran «dados» sino que eran y son tomados a la fuerza de pobres animales que pasan una vida horrible encerrados y en la mayoría de los casos desalmadamente maltratados.

Fue entonces, hace aproximadamente doce años, cuando me volví vegana, de modo que, además de abstenerme de comer carne, tampoco consumo huevos ni productos lácteos de ningún tipo.

Por todo lo anterior, cuando hace poco me contactó la autora israelí Aliza Nave para que le tradujera su libro recientemente publicado en hebreo «Fugitivos a la luz de la luna» que trata de un chico de trece años que sufre intensamente por la manera en que los humanos tratan a los animales, me sentí inmediatamente identificada con el tema.

Aliza me envió el original en hebreo.

Confieso que respiré hondo antes de leerlo, temiendo que tenga partes duras, ya que soy algo hipersensible en torno a estos temas y, como un avestruz,  escondo la cara para no ver ni oír cuando sospecho que está por aparecer alguna imagen dura de observar en películas o noticieros.

Sé que incluso en cuentos para niños hay partes difíciles, como el momento en que la madre de Bambi es alcanzada por las balas de un cazador, o el padre de Simba cae a su muerte en el abismo.

Esas y otras escenas se me quedan grabadas y luego me cuesta desprenderme de la tristeza que me causan.

Sin embargo, al leer esta historia entendí que, si bien no todo en ella es feliz o positivo, sí que es importante que niños, jóvenes y adultos tengan la oportunidad de leerlo, y por eso decidí que sí lo traduciría al español.

En estos momentos me estoy dedicando a su traducción y espero en breve ponerlos al tanto sobre su publicación en español.

Sin destripar o hacer spoiler, les revelo que la madre del chico trabaja en una planta de laboratorios que realiza experimentos con animales, y que los «Fugitivos a la luz de la luna» son animales del laboratorio que deciden escapar.

Sobre qué ocurre en la trama y cómo finaliza la historia es mejor que se enteren a través de la lectura del libro que, en mi opinión, vale la pena leer.