¿Podrá lograrse algún día el milagro de la paz?
(Lanzo la pregunta a debate abierto)
Pienso que como yo, numerosos residentes de esta zona, ya sean judíos, árabes musulmanes o cristianos, drusos, circasianos o beduinos, desearían vivir en paz.
Es muy difícil saber qué desea de verdad la mayoría de la gente. No todos son capaces de dar una repuesta sincera en estas cuestiones, ya sea por miedo o por adoctrinamiento. Por eso no doy crédito a los resultados de las encuestas al respecto.
Estoy convencida de que en lo más recóndito de nuestros corazones, todos deseamos una vida tranquila, cómoda, pacífica, en la que podamos verdaderamente disfrutar y ver a nuestros hijos y nietos prosperar y disfrutar a su vez del milagro de sus vidas.
Me cuesta creer que una madre o padre desee de verdad enviar a su hijo a matar y/o matarse en entornos bélicos imposibles de imaginar por causas ajenas. Y con ajenas me refiero a cuestiones de tierra, honor, religión, etnia, etc.
Cuando escucho a una madre o a un padre afirmar que está feliz y orgulloso de que su hijo haya volado en pedazos para servir a un dios o una causa idealista o política, no me lo creo. No digo que mientan, solo opino que eso no puede ser lo que sienten de verdad en el fondo del alma.
¿QUÉ TENDRÍA QUE OCURRIR PARA QUE LA GENTE VIVIERA EN PAZ?
Según algunos judíos, haría falta que los árabes desaparecieran de las fronteras de la bíblica Tierra de Israel, o que aceptaran la existencia del Estado Judío.
Según algunos árabes, haría falta desmantelar el Estado de Israel y establecer en su lugar el Estado de Palestina.
Según Golda Meir, haría falta que los árabes amasen a sus hijos más de lo que odian a los judíos de Israel.
Según muchos residentes en Israel de todas las religiones y etnias, sería necesario que más personas se unieran a los grupos mixtos para el diálogo, iniciados por gente buena de todas las etnias en diferentes zonas del país, porque cuando las personas dialogan entre sí, se reconocen mutuamente más como seres humanos y menos como rivales o enemigos.
Según Sara, la heroína del libro «Agua de colonia» (Lily Slutsky, editorial Bereshit) https://did.li/Agua-de-colonia-Amazon haría falta una varita mágica que causara una amnesia generalizada en el mundo. Así, nadie recordaría a qué pueblo pertenecía, qué religión procesaba, o quien fue el primero que conquistó sus tierras (todas fueron conquistadas, la pregunta es cuándo y quién fue el primero o el último en hacerlo). Según ella, eso haría que la gente se observase mutuamente sin prejuicios y sin la necesidad de amar u odiar a personas sin conocerlas, basándose solamente en su pertenencia étnica, nacional o religiosa.
Yo no sé cuál es el camino conducente a una paz justa y duradera en esta pequeñísima tierra en la que vivo. Pero me gustaría encontrarla.
Este mes de diciembre se celebran en Israel dos festividades importantes y bellas en términos de ambiente y contenido: la Navidad cristiana y la Janucá judía. Aprovechémoslas para mirarnos mutuamente con curiosidad, en lugar de rechazo; con amor, en lugar de odio. Utilicémoslas para comenzar una cadena de luz interminable, que conmueva los corazones y nos conduzca a una VERDADERA PAZ en este planeta tan cansado de guerras y muertes inútiles.
Si estás de acuerdo, pon una vela o escribe Amén en tu comentario.
¡DESEO A TODOS UN HERMOSO DICIEMBRE LLENO DE MILAGROS!